Tengo que comenzar reconociendo, con un poco humildad y mucha vergüenza, que no sólo me equivoqué al pensar que la eliminatoria estaba cerrada sino que, además, me dejé engañar por el mensaje del cabroncete de TT (Thomas Tuchel) en el supuestamente izaba la bandera blanca de la rendición.
Hay que aplaudir, deportivamente, la entrega del Chelsea y su ejemplar afán por revalidar su título: se ha ido un campeón, pero se ha marchado con las botas puestas y dejando muy claro que habrá que seguir contando con él en el futuro cercano. Les deseo lo mejor a los chicos de TT en la Premier. Se lo merecen.
En cuanto a los nuestros, tengo que decir que cuando todo parecía perdido, cuando comenzaba a admitir que este partido pasaría a la historia blanca como una de las derrotas más dolorosas, apareció ese espíritu que ha hecho de este club el más grande de la historia del fútbol y, liderados por ese jugador extraordinario, inmarcesible, que responde al nombre de Luka Modric marcaron, en el minuto ochenta, el gol que devolvía la esperanza y abría las puertas a una de las prórrogas más duras de los últimos tiempos.
El pase con el exterior del croata, al que previamente habían ayudado Marcelo y Camavinga, es para guardarlo en el selecto baúl de los recuerdos blancos. A Rodrygo también hay que darle lo suyo, porque no le faltó la serenidad de la que carecieron otros más veteranos para sellar, con broche dorado, la
genialidad de su compañero.
No tengo ganas de hablar del desarrollo del partido porque el Madrid estuvo durante casi todo el encuentro dando tumbos y a merced de los Mount, Alonso, Rüdiger, Havertz , Kanté y compañía. No pensé nunca encontrarme con un Madrid tan ineficaz en los pases, tan indefenso ante la brutal presión de los, ayer, amarillos. Vinicius casi no dio una durante los primeros noventa minutos, Benzema tampoco estuvo al nivel que nos tiene acostumbrados y Alaba, estoy seguro, echó mucho de menos al bueno de Militao. En mi poco fiable opinión –visto lo que ocurrió con mis predicciones– sólo el Dr. Lukita, el Pajarito Valverde y San Courtois estuvieron a la altura.
Quiero pensar que esta larga pájara de casi noventa minutos se debió, sobre todo, a que los nuestros salieron confiados en que ya estaban en semifinales y les faltó ese instinto criminal que les hubiera hecho salir a buscar el gol de la confirmación. Si los chicos de Carletto hubiesen marcado primero, el Chelsea, estoy seguro, no habría peleado de la forma en que lo hizo.
En la prórroga, y tras la inyección de adrenalina croata-brasileña del 80, el Vini pareció que volvía a ser el de siempre y se las arregló, como sólo él sabe hacerlo, para colocar un balón en la cabeza de su socio preferido que, esta vez, no falló. Importante decir que, como ocurrió con el pase de Modric, quien le sirvió la oportunidad de lucimiento al brasileño, fue Camavinga. Grand
ísimo partido del francés, otro de los héroes de la jornada, que había entrado por un enfadado Kroos en el setenta y tres.
Luego, con jugadores acalambrados (Vini, Nacho) y muy mermados (Benzema), le tocó a Courtois preservar la ventaja que ha vuelto a meter la Madrid en unas semifinales de Champions. Otro partido para no olvidar pero, insisto, no por la brillantez del juego del equipo sino por la entrega de unos jugadores que nunca aceptaron la posibilidad del fracaso.
¡Hala Madrid!
Sánchez y Feijoosón la misma mierda son:
El silencio de los corderos pagados
https://gaceta.es/actualidad/silencio-informativo-no-pasa-nada-con-las-menores-tuteladas-en-baleares-ni-con-las-procesiones-en-el-vendrell-20220414-0700/
Hace tiempo que me parece que, viendo partidos de máxima tensión (por ejemplo, el de ayer), se hace muy difícil calibrar con equilibrio las valoraciones de lo visto. Ayer, durante el partido, tuve la sensación de que el Chelsea nos bailaba y que, gracias a la suerte y las pelotas, no fuimos eliminados contundentemente. La opiniones de aquí y de allá leídas y oídas tras el partido no hacían sino corroborar esa sensación: nos pasaron por encima y sólo la típica épica madridista nos sacó del atolladero, el adn y toda esa pollarda. Esta mañana decidí volver a ver el partido, esta vez en diferido y libre de la tensión del directo, aunque no de todas las opiniones que de manera generalizada han sentenciado que ayer nos pasaron por encima. La conclusión: nada más lejos de la realidad; el consejo: que quien pueda vuelva a ver el partido para analizarlo fríamente, pues es muy posible que la opinión de más de uno varíe sensiblemente.
Hay que recordar, para empezar, que el equipo al que nos enfrentamos ayer no era el Onteniente, el Langreo o el Mansillade las Mulas. Era, no lo olvidemos, el vigente campeón de Europa. Esperar o exigir que nos paseemos compitiendo con uno de los cinco mejores equipos de Europa es un error y una pretensión muy injusta para nuestro equipo, y es esa la sensación que da la actitud que de forma generalizada se tiene hacia el Madrid, a quien siempre se le exige lo máximo y se le concede la mínima indulgencia y el mínimo valor a sus logros.
Analizando lo ocurrido ayer, mi conclusión es que el Madrid tuvo muy mala suerte en el desarrollo del partido, que hizo un primer tiempo de gran altura, muy superior al Chelsea, y un segundo tiempo de poder a poder, y siempre con la suerte en contra hasta el minuto ochenta, y que sólo el desarrollo del marcador inducía a pensar que el Madrid estaba en caída libre.
Uno de los argumentos que se utiliza para machacar al Madrid es el de las estadísticas. Estas no necesariamente reflejan la realidad en términos de superioridad. Por poner un ejemplo, que un equipo dispare a puerta 16 veces y otro 8 no quiere decir que necesariamente el primero haya sido superior al segundo... si los 16 disparos se producen a 35 metros y al limbo y los 8 dentro del área y con tres postes, por ejemplo. Ayer, en la primera parte, el Chelsea disparó un vez a puerta, con un gol de rédito. Lo demás, una espesura insoportable circunscrita al bombardeo de balones al área, espesura que, de haberla desplegado el Madrid, hoy nos haría soportar la machacona cantinela de que la capacidad de crear peligro de nuestro equipo es prácticamente nula. La salida del Madrid, hasta el primer gol en el 15, fue sencillamente primorosa. A lo largo del primer tiempo, todo el peligro real lo produjo el Madrid, y terminar 0-1 fue decididamente injusto. La manera de orientar el partido puede compartirse más o menos, pero no se puede afirmar sin discusión que fuera descabellada: con dos goles de diferencia, quien tenía que arriesgar era el Chelsea -recordemos, el campeón vigente- y quien tenía que defender su ventaja era el Madrid. La mala suerte es que, sin merecerlo, un petardo de Chelsea en la creación de ocasiones de peligro se fue al descanso con una ventaja que no merecía.
En la segunda parte, el Madrid salió con el mismo tono y, para nuestra desgracia, otra vez, en la segunda ocasión el Chelsea se puso 0-2. Recordemos, dicho sea de paso, que el gol viene de un córner que no era y que el cabezazo que lo transforma viene precedido de, para mí, una clara falta del jugador del Chelsea, que se quita a Modric de un manotazo para hacerse hueco en el área.
No perdiendo la cara a la situación, el Madrid siguió creando las ocasiones más claras, con larguero incluido. Todo se ponía en contra y, tras el gol justamente anulado a Alonso, se volvió a encontrar el Chelsea con el gol en la tercera ocasión de verdadero peligro que ocasionaba (después sí vendrían más, con un Madrid más volcado por necesidad y con la defensa diezmada)... Hasta que se hizo justicia en el minuto 80, ocurriendo lo que tenía que haber ocurrido mucho antes si atendemos a los merecimientos. Un gol del Madrid antes hubiera desactivado los ímpetus del Chelsea, máxime si hubiera ocurrido con el 0-0 en el marcador, pero ayer tocaba sufrir. Orgulloso del Madrid, que terminó con la siguiente línea defensiva: Lucas-Carvajal-Alaba (que últimamente está horrible)-Marcelo. Sacar esta eliminatoria adelante en estas condiciones, con esa defensa y contra el vigente campeón es sencillamente admirable. Y que se jodan los que sufren por nuestros logros, por cierto. Hala, a Parla y ¡hala Madrid!
Un programa de gobierno. Sólo queda VOX
https://gaceta.es/actualidad/garantizar-la-soberania-energetica-y-alimentaria-de-espana-bajar-impuestos-el-plan-de-vox-para-mitigar-la-ruina-economica-de-los-espanoles-20220412-1258/
No sólo de fútbol vive el "hombre"
https://gaceta.es/editorial/madina-o-la-mezquindad-de-la-izquierda-20220413-1125/
VIVA LA ESPAÑA VIVA
A mi el bueno de Cagalotti es un entrenador totalmente cuadriculado y le pasa lo mismo que a Zineduco, hay jugadores que lleva que saben positivamente que no van a jugar de ninguna manera y si no ver lo que ocurrió con Militao que estaba más fuera que dentro y ahora es el que nos saca las castañas en defensa y que jugó obligado por las lesiones del año pasado. Ahora lo mismo lo tenemos con Valverde y con Camavinga cuando son dos jugadorazos y con pulmones para aguantar lo que les echen en el centro del campo y salen cuando los veteranos no pueden con los pantalones. Y así seguimos. Este Real Madrid hay que motivarlo y no puedes salir confiado como salió en el partido de los farsantes hace unos días y ayer más de lo mismo. Espero y deseo que el domingo que es un partido crucial para las aspiraciones de la liga, que salgan más enchufados que en el día de ayer. y me pregunto para que llevó ayer al central del Castilla de 1,91 pues si no salió ayer, que no pillamos un balón por alto, no se cuando va a jugar porque mira que Carajal es malo de solemnidad y ahí sigue terminando de central.
Está claro que nos gusta lo difícil, no sabemos defender un resultado positivo y sólo reacionamos cuando está todo perdido y el míster, todo hay que decirlo, hace un par de cambios de jugadores que ya tendrían que haber salido desde el principio.
Si llevas a un central de 1''91 en la convocatoria y, teniendo un deficit de altura en los balones parados, no eres capaz de ponerlo cuando se va Nacho.....
¡¡¡¡¡¡¡¡¡ HALA MADRID !!!!!!!!!!!!
Por el momento sólo quiero decir que ayer sufrí mucho. Esta tiene que ser la temporada de la Décimo cuarta aunque tengamos las huestes muy mermadas.