No descarto que Laporta, tras el fracaso de hoy, mande un mensaje de aviso, a modo de ultimátum encubierto, a su querido Xavi. Mientras que nuestro Carletto hizo un acertado planteamiento, el de Hernández dejó mucho que desear y el Madrid lo aprovechó muy bien, sobre todo, en la primera mitad con los goles de Benzema (minuto 12) y el Cóndor Valverde (minuto 35). Una vez más ha quedado claro que este Madrid, con espacios, se siente cómodo y su nivel de creatividad y acierto aumenta exponencialmente. Sólo me faltó una cosa para que la felicidad fuera completa: ver a Escupiqué, jodido, sobre el verde.

Valverde, que había bajado un poco su rendimiento en los últimos partidos, volvió a estar de nota. Y lo mismo ocurrió con Benzema, no sólo por el gol que abrió la lata azulgrana, sino porque volvió a ser el socio futbolero que todos desean. Vinicius, que sigue sin estar acertado en  la última acción, fue eficaz y necesario colaborador en los dos primero goles y, tras ser justamente reprendido por Ancelotti, se involucró más en defensa.

El centro del campo, que ya no quedan dudas que el que vimos es el titular (Modric, Kross, Tchouaméni), estuvo a altísimo nivel, tanto en ataque como en la difícil tarea de cerrar el paso a los atacantes azulgranas. Si con la llegada del francés no hemos echado de menos al Case, no sé qué vamos a hacer cuando el implacable tiempo nos baje las prestaciones de esos dos fuera de serie que responden a los nombres de Luka y Toni. Y ya no digo nada del partidazo que se marcaron nuestros dos grandísimos defensas centrales: Alaba y Militao. El bueno de Lewandowski, lo doy por descontado, si no se medica preventivamente, tendrá unas horribles pesadillas con las piernas y la cabeza del brasileño, que le hizo un marcaje sin fisuras que provocó que el polaco perdiera totalmente el norte.

Con la excepción de un corto período que comenzó entre el minuto 24 o 25 y que terminó con el gol de Fede Valverde y el arreón  final, recompensado con el gol de Ferrán Torres, y que anuló completamente el penalti marcado por el recién incorporado Rodrygo (entró un agotado Benzema), el dominio del Real Madrid fue muy bueno y los cambios realizados por ese que añora ser un Guardiola 2.0 no sirvieron para nada. Sólo Ansu Fati pudo fabricar efectivos canales de ataque que consiguieron acortar, temporalmente, el marcador. Carletto, al verlo, reaccionó con presteza y sustituyó a Carvajal con el todoterreno, hoy necesariamente enmascarado, Rüdiger. Y, con él, se acabó el peligro.

Importante victoria que no sólo nos coloca, sin malas compañías, a la cabeza de la Liga Rubiales, sino que manda un claro aviso al resto de competidores. Y, señores, el espectáculo no acaba hoy, queremos rematarlo mañana con el merecidísimo Balón de Oro de Karim Benzema.

¡Hala Madrid!