Ayer se confirmó la esperada y pactada victoria de Veinte-Treinta Feijoó. Éxito garantizado que le convierte en el nuevo presidente pepero. Al organizador público de la jugada, ese hombre que tanto ama a Polonia, Estebita el de la escobita limpia-castrado, se le veía feliz, realizado, y no es para menos, la mamandurria pública, la suya,  vuelve a estar asegurada. 

La maniobra que ha colocado al gallego que quiere obligarnos, entre otras muchas cosas, a la inyección covidiana parece más la consecuencia de un acuerdo supranacional –ya se imaginan de quiénes– que la elección de un líder respaldado por las bases que sirviera para movilizar a los desnortados votantes azules. Ayuso, la supuestamente esperada, también aportó su necesario granito de arena globalista al negarse a competir  con su querido Fei.

Todo esto me ha hecho recordar aquella famosa frase de “El Gatopardo”: “Hay que cambiar todo para que nada cambie.”  Veinte-Treinta Fei no va a ser otra cosa que una nueva versión del Dr. Fraupedo, sólo cambiará el color de la corbata: de rojo a azul.

¡SÓLO NOS QUEDA VOX!

P.D. : Para aquellos que no entiendan de dónde viene lo de Mojons, os remito a la cuarta opción de la RAE: porción compacta de excremento.