Apenas transcurridos unos pocos días desde el grandioso y sobre todo meritorio título liguero conseguido por el Real Madrid de la sección baloncestística, parece un buen momento para hacer balance de la temporada y analizar un poco más el tema.

Nosotros en estas páginas hemos recalcado en infinidad de ocasiones y desde el principio que el éxito del baloncesto blanco es responsabilidad directa de D. Pablo Laso. Podríamos decir sin equivocarnos demasiado que ha sido el padre del "invento", pues sólo él engendró a la criatura, y además el técnico vitoriano vendría a ser también el doctor que, desfibrilador en mano, resucita al equipo cuando parece que ha perdido el pulso. Una vez más ha sacado al enfermo de la UCI para llevarlo a la gloria deportiva, ha vuelto a unir los pedazos de un grupo machacado física y mentalmente para insuflarle una vitalidad arrolladoramente ganadora.

Lo que vimos el otro día en la cancha del Palacio de los Deportes pasará a la historia de los play-offs, y ya nos estamos malacostumbrando a este tipo de alegrías. Pero con todo, lo mejor de Laso no son sus numerosos títulos, pues aun teniendo eso capital importancia, su propio ejemplo lo supera.

Pablo representa la creación de un modelo deportivo con un estilo de juego y el llevarlo a cabo contra viento y marea; representa la rectitud, el esfuerzo, el no rendirse jamás. Si bien es cierto que en sus inicios cometió errores de bulto, supo rectificar a tiempo y nunca miró atrás, del mismo modo que su fuerte carácter parece convertirse en el catalizador de ese gen ganador que posee el ADN madridista.

La prueba de que la consecución de títulos no es lo fundamental, ni siquiera en un equipo tan exigente como el Real Madrid, la tuvimos hace unos meses cuando el Fenerbahce nos pasó por encima en el play off que daba billete para disputar la prestigiosa Final Four. Tras ser apalizados por los turcos, el público, puesto en pie, ovacionó al equipo de tal forma que no se recordaba algo parecido. Esto nos lo recordó Laso el otro día diciendo que para él, ese día vio a la mejor afición del Real Madrid. Nadie puede llamarse a engaño, ni siquiera la afición más exigente puede exigir que su equipo gane siempre cuando los suyos se dejan literalmente el alma intentándolo.

Algunos se preguntarán qué le hace distinto a este conjunto de los demás para ser tan exitoso, y creemos que hay dos asuntos que destacan sobre el resto. El primero, a nivel deportivo: si los demás equipos están basados en fichajes americanos que marquen la diferencia, en el equipo blanco sus jugadores americanos son Rudy, LLull, Chacho y Felipe, y sobre esa columna vertebral, nuestro Laso edificó su proyecto, que tiene tan marcado el estilo que necesita un tipo de jugador específico.

El segundo punto estaría incluido en el ámbito deportivo. Aquí no hay jugadores intocables, no se ficha a quien vende camisetas ni existen vedettes y los minutos en pista se los tienen que ganar los jugadores con su esfuerzo. A Pablo se le atribuye una frase lapidaria: "Jamás siento en el banco a un jugador por fallar un tiro; el error siempre es admisible, pero no perdono el miedo a fallar ni la indolencia".

Ahora se ciernen negros nubarrones sobre la confección del equipo para la próxima temporada: las posibles marchas de Gustavo Ayón y Sergio Rodríguez. Del mexicano ya habló Pablo diciendo que para él, Ayón es una pieza fundamental en el equipo. Haría bien Gustavo en recordar cómo el Real Madrid depositó su confianza en él cuando no tenía equipo y había salido por la puerta de atrás de la NBA por una lesión en su hombro. También podría acordarse de LLull, quien el año pasado renunció a mucho dinero para seguir en el equipo que le hace feliz. Este caso tiene mala pinta, así que en cuanto suene un canto de sirena desde los USA, Ayón se irá.

El caso del Chacho es distinto. Se precipitó acudiendo demasiado joven a la NBA y ahora, con 30 años, seguramente quiera demostrar que puede triunfar en la mejor liga del mundo. No tenemos claro que una liga tan exigente a nivel físico como la americana permita extraer todo el talento que lleva dentro el jugador canario. En cualquier caso, es otro jugador insustituible en el equipo blanco.

Pero, al fin y al cabo, el alma máter de esta sección es Laso, y éste sí va a seguir al frente del equipo. Confiamos en él y, ocurra lo que ocurra, creemos que llevará la nave blanca a buen puerto y que,como consecuencia de esto, llegarán más trofeos para abarrotar las vitrinas madridistas. Una confianza en el entrenador vitoriano que en su día no tenía el presidente de ACS , por lo que faltó poco para que le despidiera. Es lo que tiene valorar tanto una foto colocando un trofeo y tan poco el trabajo de quien se deja la vida por el Real Madrid, pues en el fondo, lo suyo son los fichajes galácticos y escamotear una miseria de euros a un deporte como el baloncesto, que ni siquiera le gusta.