Resulta francamente difícil poder transmitir en toda su extensión la repugnancia que producen Casado y su PP, quienes ejemplifican de forma paradigmática la descomposición moral en la que se encuentra la política española. Lo mejor que puede salir de ese partido traidor, en lo que a la posición que quiere tomar frente a la moción de censura de VOX, es lo que Cayetana la arrinconada ha declarado: que no se puede votar no a la moción, y que lo correcto es abstenerse o votar que sí. Es sorprendente que una persona supuestamente tan preparada y, aparentemente, tan honesta políticamente como la mencionada sin galones pueda albergar en su cabecita esta delirante doble posibilidad, funambulismo que no demuestra más que esa supuesta honestidad es fuego artificial. 

Es obvio que el PP en su conjunto y Casado en particular carecen de la valentía necesaria para votar ni a favor ni en contra de la propuesta de VOX. Sólo Cayetana se ha “atrevido” a  mencionar la opción afirmativa como posibilidad, en lo que para ella ha debido de ser un alarde de valiente bravura no exenta de la sensación de vértigo, tan fuerte sensación que, a la vez y de forma flagrantemente contradictoria, ha metido en el paquete de las opciones la  abstención, garantizándose una salida para no tener que romper la disciplina de voto, porque Cayetana, igual que todos, sabe que la orden del cobarde hijo de Rajoy será la abstención. 

De las tres opciones, Casado sabe que nadie de su electorado entendería el NO, puesto que el mismo reforzaría formalmente a Sánchez y certificaría explícitamente como válida toda la trayectoria golpista de los socialista-comunistas desde que llegaron al poder, 60.000 cadáveres incluidos. De igual manera, sabe que el SÍ le colocaría en una posición de inferioridad respecto a Abascal. Y como Casado y su PP son parte de una partitocracia antidemocrática en estado de putrefacción, no están pensando en su país y el precipicio al que el mismo está siendo abocado, sino que toda su acción de limita al cálculo de réditos políticos y electorales. Si además sumamos a ello el hecho de que la tercera opción, la abstención, encaja milimétricamente en el carácter de un partido y un líder que donde mejor se desenvuelven es en el viscoso limbo de la indefinición cobarde y acomplejada, cualquier atisbo de duda desaparece. 

Abascal, antes y después de anunciar la moción de censura, ofreció a Casado la posibilidad de que este último la liderara, garantizándole aquel su apoyo. Casado y su PP hicieron sus cálculos, se echaron una mirada a su famélico bíceps de la valentía y el sentido del deber, y declinaron la oferta. Bien podría el líder de la marca blanca del PSOE haberse limitado a ejercitar, por enésima vez, el papel de acomplejado cobarde, digno hijo de su padre político como lo es. Sin embargo, la falta de sentido ético de alguien que estuvo años y años a la sombra de un traidor como Rajoy ha hecho acto de presencia, impidiéndole adoptar una actitud de al menos un poco de respeto hacia quienes, como VOX, son la única oposición real al rodillo chavista que nos apabulla. Por el contrario, se ha despachado con unas declaraciones que le colocan en el justo sitio que se merece una persona indigna que, lejos de tratar con respeto lo que respeto merece, se ha cebado con su oponente en un alarde de menosprecio y prepotencia asqueroso, sólo comparable al que procede de toda la izquierda totalitaria del parlamento. No sería sorpresa que, en un tiempo, se descubriera que Casado fue a pedir consejo y guía al cerebro de Sánchez, de nombre Iván.

Con esa cara de no haber roto un plato ni haberse encarado con nadie, el inane del PP ha afirmado que la moción de censura es un asunto que no le importa nada:

"No voy a gastar ni un solo minuto en hablar de una maniobra parlamentaria que le importará a los que la proponen (Vox) y, probablemente menos, al que la recibe (Sánchez). El PP no va a perder el tiempo en este tipo de cuestiones menores. Los que no gobiernan en ningún lado tienen que recurrir a este tipo de estrategias que están condenadas al fracaso Ya he dicho todo lo que tenía que decir. Nosotros estamos con la España real. No voy a dedicar ni un minuto a cuestiones que no importan a nadie y que no valen para nada porque la moción está condenada al fracaso desde que se presentó."

Dado que lo anterior se comenta por sí solo, me ahorro el esfuerzo. Sólo queda saber hasta dónde está dispuesto VOX a aguantar la cohabitación con semejante gentuza en coaliciones de las que sólo parece obtener desprecio, falta de respeto y maltrato sostenido.